Lorenzo Roasting Coffee Uncategorized Beethoven y su Fascinación por el Café: Una Historia de 60 Granos

Beethoven y su Fascinación por el Café: Una Historia de 60 Granos

La historia del café y la música se entrelaza de una manera fascinante en la figura de Ludwig van Beethoven. Este genio alemán, nacido en Bonn en 1770 y fallecido en Viena en 1827, es conocido por sus contribuciones monumentales a la música clásica, como la Sinfonía nº 9 en re menor, una obra que se ha convertido en un himno a la libertad y la fraternidad. Sin embargo, más allá de su talento musical, Beethoven tenía una personalidad única y una serie de manías que incluían una obsesión particular con el café.

Un Genio con Rutinas Peculiares
Beethoven, a pesar de su genio, tenía un carácter difícil, probablemente influenciado por su dura infancia y la pérdida progresiva de su audición. Según Anton Schindler, su biógrafo, Beethoven era muy meticuloso en ciertos aspectos de su vida cotidiana, especialmente en la preparación del café. Una de las peculiaridades más destacadas del compositor era su hábito de moler exactamente 60 granos de café para cada taza, lo que equivale aproximadamente a ocho gramos de café molido.

El Café en Viena y Beethoven
En 2011, la UNESCO declaró a los cafés de Viena como patrimonio cultural inmaterial, describiéndolos como lugares donde se consume el tiempo y el espacio, con el café como único producto tangible. A pesar de la importancia de los cafés en la cultura vienesa, Beethoven rara vez era visto en estos establecimientos. Desde joven, cuando se unió a la orquesta de la corte del Imperio Habsburgo, Beethoven tuvo que encargarse de muchas de sus tareas domésticas, incluyendo la preparación de su propio café.

La Pasión por el Café de Beethoven
Beethoven no solo disfrutaba del café, sino que tenía un método muy específico para prepararlo. Utilizaba una cafetera de vidrio que él mismo había diseñado para moler exactamente 60 granos de café. Esta bebida estimulante era su único desayuno, seguido de largas y productivas jornadas de composición. La meticulosidad con la que preparaba su café refleja la misma precisión y dedicación que ponía en su música.

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